TEL AVIV, Israel.- La fuerza de Naciones Unidas en Líbano (Finul) denunció que dos cascos azules srilankeses resultaron heridos en un ataque de Israel a su cuartel general. Otros dos cascos azules, de nacionalidad indonesia, habían resultado heridos el jueves, en otro bombardeo contra el cuartel general de la Finul.

Los ataques provocaron una ola de indignación internacional.

La versión israelí es que el ejército disparó contra una “amenaza” cercana a la posición de las fuerzas de la ONU, y que se lleva a cabo una investigación “en profundidad” para establecer los detalles de lo ocurrido.

Según la denuncia de la Finul, su cuartel general sufrió ayer “explosiones por segunda vez en 48 horas” durante las cuales dos cascos azules srilankeses resultaron heridos, después de que dos efectivos indonesios resultaran heridos la víspera.

El ataque contra las fuerzas de paz de la ONU generó fuertes reacciones a nivel internacional. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió a Israel, su aliado, que deje de disparar a las fuerzas de la Finul.

Reunido con sus pares europeos de la cuenca del Mediterráneo en una cumbre en Chipre, el jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, instó a la comunidad internacional a dejar de enviar armas a Israel y exigió el cese de todo tipo de violencia contra la Finul. Su homóloga italiana, Giorgia Meloni, consideró inaceptables los ataques. El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que Francia no tolerará más incidentes de este tipo.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, afirmó que el incidente constituye una violación del derecho humanitario internacional.

Los incidentes se producen después de que el 23 de septiembre Israel intensificara la campaña militar contra la milicia libanesa Hezbollah y una semana después de que iniciara incursiones terrestres en Líbano, que analistas internacionales ya califican como “invasión”.

El primer ministro de Líbano, Nayib Mikati, pidió ayer al Consejo de Seguridad de la ONU que presione por un cese el fuego inmediato entre Israel y Hezbollah, después de que el jueves Beirut, fuera golpeada por el bombardeo israelí más mortífero desde la escalada del conflicto, que dejó 22 muertos. Líbano reportó, además, la muerte de dos soldados en el sur del país.

Mikati llamó a que el ejército libanés y las fuerzas de paz sean los únicos efectivos desplegadas en el sur del país y afirmó que “Hezbollah está de acuerdo”, pero el movimiento islamista no se ha pronunciado al respecto.

En Líbano, un país sumido en una debacle institucional y económica, se ha afianzado el poder y la influencia de Hezbollah, movimiento formado por una milicia pero también por un partido político con una importante representación parlamentaria.

Hezbollah abrió un frente contra Israel hace un año para apoyar a Hamás, que entró en guerra con Israel tras el ataque del 7 de octubre de 2023.

Desde entonces más de 2.100 personas han muerto en Líbano, de las cuales 1.200 fallecieron desde la intensificación de los bombardeos israelíes, el 23 de septiembre, según un recuento en base a cifras oficiales.

La ONU registró cerca de 700.000 desplazados internos en Líbano por la violencia y se calcula que unas 400.000 personas huyeron a Siria.

Estados Unidos, el principal aliado de Israel, busca impedir una propagación del conflicto a todo Medio Oriente, después de que el gobierno israelí prometió responder a la andanada de misiles lanzada por Irán contra su territorio el 1 de octubre. Según expertos, los países del Golfo no dejarán que Israel utilice su espacio aéreo para atacar Irán.

El conflicto entre Israel y Hamas estalló tras el ataque de milicianos islamistas en suelo israelí, el 7 de octubre de 2023, que causó la muerte de 1.206 personas, la mayoría civiles.

En respuesta, Israel lanzó una feroz ofensiva en la Franja de Gaza, gobernada por Hamas, en la que ya han muerto 42.126 palestinos, mayoritariamente civiles, según la ONU.